El acné es una patología multifactorial de la unidad pilosebácea que afecta al 90% de los adolescentes pero que también puede afectar a mujeres de entre 30 y 55 años (el llamado acné tardío).
En su etiopatogenia intervienen un aumento del Cutibacterium acnés (anteriormente llamado Propionibacterium acnés), un proceso inflamatorio y alteraciones hormonales. Los estudios indican que una dieta con una carga glicémica alta y rica en lácteos sobretodo en leche desnatada es perjudicial.
Las guías europeas y americanas establecen los tratamientos médicos que deben ser prescritos idealmente por especialistas en dermatología: incluyen antibióticos tópicos y orales (no más de 3 meses seguidos), tratamientos tópicos con peróxido de benzoílo, derivados de la vitamina A (adapaleno), dapsona al 5%, tratamiento hormonal con anticonceptivos orales, metformina y espironolactona en casos de ovarios poliquísticos y en casos graves de acné nodular la isotretinoína (que puede darse a dosis bajas pero nunca de forma intermitente). Muchas veces es útil la suplementación con Zinc, omega 3 y omega 6, equol, sulfurofanos del brócoli y probióticos.
Estudios demuestran que existen varios tratamientos complementarios efectivos para el abordaje integral del acné activo pero en todos los casos deben acompañarse del tratamiento dermatológico indicado en cada caso. Entre ellos destacan los peelings químicos, la terapia lumínica de baja intensidad, la terapia fotodinámica y tratamientos láser.
Peelings químicos: La evidencia en la literatura indica que los peelings químicos son útiles, sobre todo acompañados del tratamiento médico individualizado en el tratamiento del acné leve y moderado. La sustancia más efectiva es el ácido salicílico que puede utilizarse en concentraciones de hasta el 30%. Tiene efectos queratolíticos desobstruyendo las glándulas sebáceas, antiinflamatorios y bactericida sobre el propionibacterium acnés 3, la cepa que se encuentra elevada en el acné.
Terapia Lumínica de baja intensidad: Utiliza luces emisores de diodo (LEDS) a densidades de energía bajas (menores a 5J/cm2). Su mecanismo de acción es a nivel celular (membranas celulares, mitocondria y núcleo) regulando las funciones celulares. No existe dolor ni calentamiento a diferencia de las terapias laser que son destructivas. En el acné vamos a utilizar 2 colores: la luz roja por sus propiedades antiinflamatorias y la luz azul por su acción bactericida sobre el Cutibacterium acnés. Es un tratamiento que puede combinarse con los peelings químicos y con tratamientos láser para disminuir sus efectos secundarios.
Terapia Fotodinámica (TFD): Utiliza los LEDS pero antes se aplica un fotosensibilizante sobre el área a tratar. En estos casos sí que va a producirse dolor y aparición de eritema, edema y costras. En la literatura existen estudios con tiempos de incubación menores y diferentes sensibilizantes para intentar reducir estos efectos secundarios y demuestran que son eficaces en acné moderado y severo.
Tratamientos Laser: Se han utilizado tratamientos láser, en especial el láser colorante pulsado en el tratamiento del acné. El tratamiento se basa en técnicas destructivas sobre la glándula sebácea. Se produce calor y dolor. Actualmente la TFD y el láser no suelen utilizarse en el tratamiento del acné activo por sus efectos adversos.
La tendencia actual es utilizar tratamientos con efecto antiinflamatorio (peelings químicos no agresivos acompañados de terapia lumínica de baja intensidad) dado que en la patogenia del acné se está reconociendo el papel primordial de la inflamación.
Las cicatrices de acné aparecen después de haber padecido un acné inflamatorio. Por ello la suma importancia de tratar el acné para evitar la aparición de estas inestéticas cicatrices. Las cicatrices de acné se dividen en atróficas e hipertróficas. En esta ponencia hablaremos sobre el tratamiento delas cicatrices atróficas de acné, que son las más habituales.
Las cicatrices atróficas se clasifican en tres tipos, según su morfología y profundidad: en pico de hielo, onduladas y en sacabocados. Muchas veces coexisten estos tres tipos de cicatrices en un mismo paciente. En las cicatrices en pico de hielo la técnica de elección en la mayoría de casos es la técnica de CROSS (CHEMICAL RECONSTRUCTION OF SKIN SCARS).
LA SUBCISIÓN DE CICATRICES es la técnica que usamos más frecuentemente para tratar las cicatrices de acné y de elección en las cicatrices onduladas y en sacabocados, sobretodo cuando son de profundidades variables. Las cicatrices de acné se forman a consecuencia del proceso inflamatorio creado por el acné y cuando cura dicho proceso inflamatorio se crean unos tractos de fibrina que van a tirar de la piel para abajo, creando la depresión de la cicatriz atrófica. Asimismo existe una desestructuración de la epidermis que pierde sus características normales y adquiere las de la cicatriz. Para permitir que la cicatriz se eleve lo primero que vamos a tener que hacer es deshacer estos tractos de fibrina mediante la técnico de subcisión.
Posteriormente se inyecta una pequeña cantidad de ácido hialurónico en el fondo. Este ácido hialurónico no actúa como un relleno si no que al ocupar un espacio y presionar a los fibroblastos colindantes va a estimular que éstos fabriquen colágeno nuevo.
En un tercer paso para mejorar la epidermis, mejorar la hemostasia y por su efecto bactericida y para estimular la síntesis de colágeno se efectúa un PEELING QUÍMICO con ácido salicílico y retinol.
Seguidamente se aplicará TERAPIA LUMÍNICA DE BAJA INTENSIDAD por sus efectos tanto antiinflamatorios como de estimular la síntesis de colágeno por los fibroblastos.
Existen publicaciones recientes sobre NEEDLING y PLASMA RICO EN PLAQUETAS, que pueden ser útiles en algunos casos de cicatrices de acné superficiales. La RADIOFRECUENCIA y diferentes tipos de LASER también han demostrado ser útiles en el tratamiento de las cicatrices de acné pero para obtener los mejores resultados las TÉCNICAS COMBINADAS y el tratamiento individualizado de cada cicatriz van a ser la clave para un resultado bueno.